Creí encontrar
el amor en lo que solo se trataba de una mentira disfrazada con encanto, pero
no me hundí, de hecho me volví más fuerte, y encontré en otros labios el
dulzor del chocolate, el calor de unos
brazos que antes solo fueron esclavos de gente como yo, que por miedo a lo
extraño nos volvimos cobardes. Él solo quería brillar, casi tanto como su piel,
pero logró hacerlo más que su sonrisa, esa que con sus labios me regaló más de
un beso, de esos que, y al decir esto no miento, saben mejor que cualquier cosa
que jamás haya probado. Él era así, sincero, todo lo que el anterior nunca fue.
Sus músculos bronceados solo ocultaban lo tierno de su ser. Pero a mi me
enseñaba, día tras día, todo lo que ocultaba su oscura piel, piel de un tono
envidiable y de sabor inmejorable. Enserio, soy incapaz de comprender a todo
aquel que rechaza a cualquier otro ser, y más después de conocer la nobleza de
este joven. Lo amé casi tanto como él a mi, tan cerca, pero desde lejos,
respetando la distancia que ambos precisábamos para seguir siendo libres. Quién
sabe si algún día volveré a sentir sus manos dibujando mi cuerpo, quién sabe si
algún día conseguiré calmar la sed que aún tengo de él. El Mundo me oculta mil
y una preguntas que aún tengo de él, y no sé si lograré resolver alguna vez.
Pero puedo jurar, y juro, que me hizo sentir la persona más feliz del Mundo
cuando con su idioma me hacía sentir que hablábamos de lo mismo.
miércoles, 10 de julio de 2013
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1 comentario:
me encanta cómo escribes, seguro que el destino te tiene preparado algo maravilloso, te lo mereces, guapa!
besitos
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