El mes del amor

Hace no mucho hablaba de esta historia que aún está en sus comienzos, como algo imposible, como algo que hubiese podido ser precioso, pero que no ibamos a tener la ocasión de conocer su desenvolvimiento. Gracias a Dios, hoy puedo decir que estaba equivocada, y el chico más bonito que hay se encuentra ahora a mi lado. La historia comienza como nunca pensé que lo haría, de un modo lento, a paso de tortuga, pero día tras día con algo que agradecer a la vida. Es la personita más buena que conozco, y el corazón no le cabe en el pecho. No sé si esos brillantes ojos tuvieron algo que ver, o si fue esa tripita de la que siempre me culpa, pero este guapito mio es la cosita más linda que le puede pasar a alguien. Y tiene que ser justo ahora, cuando solo queda un mes para que tenga que acabar esta aventura. No sé como será nuestro futuro, pero me paso las horas embobada soñando despierta como podría ser todo para que fuese, no perfecto, pero si posible. Nunca creí tener esta suerte, y no sé si todo el mismo siente lo mismo que yo cuando lo veo acercarse y hacerme una simple carantoña. Si es que a bonito no hay quien le gane. Más por dentro que por fuera, por imposible que pueda parecer, por que ya por fuera lo es bastante. Es capaz de recojer tanto en el interior como en el esterior una edad que no le hace justicia. Pero así es él, único donde los haya, gracioso, inocente, lleno de vida, y con mucha vivida. Inteligente, vivo, pillo, y más listo que el hambre, esa que tantas veces nos acompañará.