Alguna
vez estando muy lejos de los vuestros ha aparecido alguien que os
haga sentir como en casa? A mi es lo que me está sucediendo ahora
mismo, estoy conociendo a seres adorables que me entregan un calor
inhumano, pero esto es algo que dejaré para otra ocasión. Hoy os
quería hablar de esta cosita pequeña, que en realidad es muy
grande. Ella es Carolina, esa mulata blanca de casi 7 años, capaz de
querer a la gente como si de su familia fuese, pero es que en Angola
es así todo el mundo, por lo que llegan a tener una familia enorme
por la cual, sin lugar a duda darían su vida.
Ya han
pasado muchos meses desde que llegué a la capital de Portugal, pero
fue apenas hace un mes cuando me atreví a querer a su gente, y entre
ellas, sin lugar a dudas, a la que más he podido llegar a adorar, es
a esta ratita sabionda que me enseña cada día un millar de cosas.
La sangre africana que corre por sus venas le hace tener un arte que
me recuerda a cuando yo era pequeña (yo no cogí esos aires de tan
al sur, pero los españoles también tenemos lo nuestro).
Si hay
algo que tengo claro es que mientras yo esté viva, a esta pequeñaza
nunca le va a faltar de nada.
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