Probablemente
soy esa amiga que tanto gusta a las madres, la que está para escuchar y se
quedará contigo en casa cuando el Mundo te pueda. La prudencia siempre me
persigue, aunque nadie me gana a descaro. Soporto hasta límites insospechados,
aunque a la mínima de cambio me derrumbo al infinito. Lo mismo que te hizo
odiarme en su día, ahora es lo que echas de menos, (cuando yo siempre necesité
que fuese al revés). La soledad me asusta, pero la muchedumbre me abruma. Hay
veces que quiero cantar, brincar y bailar, y otras en cambio que prefiero pasar
desapercibida. La discreción nunca ha sido uno de mis fuertes, quizás sea que
nunca lo haya intentado. Creo que no paso inadvertida y que mucho o poco dejo
huella por quién paso. Me apasionan las historias románticas, pero me empeño en
buscar que las mías solo sean disparatadas, no soy capaz de aceptar que algún
día tendré una normal, quizá por temor a lo común. Me asustan los rencuentros
por temor a no encontrar lo de antes, y no soporto que todo el pasado venga ami
al mismo tiempo para tratar de solucionar las cosas. Echo de menos tus risas
por nada, y esa mirada que me hacía sentir única, (tal vez por que cada vez me
siento más del montón). Siempre fui de adorar las cosas simples, pero cada vez
éstas adquieren más protagonismo en mi vida, y no sé si esto me gusta, o si por
el contrario me da miedo tanta normalidad. Así soy, ni más ni menos, más simple
que nunca, más original que siempre. Lo mucho, lo poco, todo me sirve. Me caigo
y me levanto, (y así una y otra vez). No sé si tengo claro lo que quiero, o si
me conformo con dejar que todo esto venga ami. Pero así soy, nunca he cambiado,
pero siempre soy distinta.
martes, 21 de mayo de 2013
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1 comentario:
Lindo post ;)
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