Me miras... y me siento la persona más afortunada del Mundo, afortunada por tenerte, por tener a mi lado a alguien que daría todo por mí (y créeme, yo también haría lo mismo por ti).
Llenas de felicidad cada uno de mis días. Tus besos y abrazos son perfectos, y lo que me permiten seguir adelante. Eres más que adorable. Pese a lo que pueda parecer por tu apariencia de "macarrilla", desprendes dulzura por cada uno de tus poros. Desde el primer momento me inspiraste una gran confianza, la cual derivó en esa necesidad de buscarte en cada momento para hablar. Y al final, llegó a más y aquí estamos... uno sentado en frente del otro, queriéndonos comer el Mundo juntos, sabiendo que no lo lograríamos por separado.
He llegado a quererte, y no poco. Y siento que la felicidad invade mi cuarto en el momento que tú haces tu entrada. Me regalas caricias, confidencias y sinceridad. Siento que siempre estás a la altura de cada situación, incluso hasta tal punto que me dejas anonadada.
Ves en mi cosas que nadie vio jamás, cualidades que incluso ni yo misma creía poseer hasta que tú me las mostraste. Me haces sentir especial,sobre todo por el hecho de que alguien cómo tú decida darme todo ésto.
No son suficientes los días que me quedan por vivir, para agradecerte todo lo que estás haciendo.
No son suficientes los días que me quedan por vivir, para agradecerte todo lo que estás haciendo.
El problema está en que tú eres todo lo que siempre soñé. Él, sin embargo, es lo que nunca imaginé.
1 comentario:
qué bonito, me encanta cómo escribes y el sentimiento tan grande con que te expresas!
besitos, guapa!
Publicar un comentario