Un beso puede lograr que la noche más triste del Mundo se convierta en una que jamás olvidarás, o que una noche maravillosa se chafe por la ausencia de uno de ellos; que entiendas con claridad las palabras que nunca fuiste capaz de comprender. También es capaz de dar un sabor dulce a una amarga despedida. Y de hacer que nunca olvides a una persona.
Hay besos de todo tipo: por cortesía, de amistad, sinceros, o llenos de falsedad; de esos que son capaces de trasmitir lo que ni las palabras pueden, y aquellos que nunca se dieron. Algunos se dan en mitad de una noche loca, y otros se dan solo cuando realmente lo sientes. Existen los que siempre soñamos, pero nunca nos atrevimos a dar, y aquellos de los que la gente se arrepiente. Están los que nunca se olvidan, los que gustaría revivir una y otra vez, y aquellos que una mala noche no te deja recordar. El nervioso primer beso, y el triste último (muchas veces no se sabe cual será). De estos hay una variable, existe el que decides que será el último, y piensas que así es, y al cabo de un tiempo te lleva a un segundo primer beso (en ocasiones nos gusta complicarnos la vida). Existe el beso que siempre esperas volver a dar, y crees que logrará poner el punto final a algo precioso. Y aquel que piensas que solucionará algo horrible. Están los besos que se dan por dar, y aquellos que salen del corazón. Los hay que se dan sin pensar, y los que llevan tiempo siendo tu único quebradero de cabeza. Existen los que no se dan por dar una lección a alguien, y acaban sirviendo para darte una lección a ti mismo. Hay unos increíbles que ni siquiera tienen que llegar a ser dados para sentirlos. Los hay super intensos después de un tiempo sin verse, y los que un abrazo los puede convertir en increíbles.
Hay tantos y tantos besos... Pero si hay algo que tengo claro es que ... un beso lo cambia todo.
·Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, las vueltas que da todo, y lo mucho que hubiera cambiado todo con un solo beso·
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