Por difícil que nos cueste creerlo... el Sol seguiría brillando el día que dejemos de existir.
Nuestras vidas pasarán desapercibidas por este Mundo, y nuestros costosos logros serán insignificantes agujas, perdidas en un pajar... y esto... ¡esto es maravilloso!
Nos empeñamos en realizar mil tareas para adquirir el reconocimiento de unos pocos, y esa sensación que percibimos al lograrlas la disfrazamos de felicidad. No nos engañemos. Y mucho menos nos tortureos por ello. Si no conseguimos meritos reconocidos... pues ¡que más da!, busquemos la felicidad en otro lado, en las pequeñitas cosas de "escasa importancia".
Tratemos que nuestra felicidad se cree con una simple sonrisa, o una frase absurda que nos sirva de pretexto para comenzar conversaciones sin sentido. O en ese tipico acto que lo único que le haga pensar a la gente sea ¡esta tía está loca!.
También servirá un grito de euforía, para alegrarte por alguien a quien quieres. O la simple compañía de la gente a la que aprecias (a veces no hace falta ni palabras).
Soltar todo aquello que se pase por la mente. Morirte de vergüenza al reflexionar sobre ello (nos empeñamos en ver eso como algo malo, pero no tiene por que serlo).
Si, creo que es importante cambiar de mentalidad, y todo aquel sentimiento que nos haga sentir incomodos, transformarlos en algo bueno (bueno, no todos, los que nos hagan sentir mal por que hemos hecho mal a alguien, eso mejor que los sigamos teniendo como algo malo).
Debemos aprender a ser felices aunque nadie reconozca nuestros logros, al fin y al cabo no creo que deje una huella muy marcada en este Mundo, pero esto es normal, no tiene por que entristecerme este hecho.
Y antes de que todo esto acabe, la gente se preguntará ¿que ha conseguido ella en esta vida?
¿Que qué he conseguido? Ser feliz, ¿os parece poco?
jueves, 10 de marzo de 2011
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