Cada vez que se que puedes estar cerca, no hago más que buscar tu rostro en medio de la multitud, y en cuanto lo localizo, no soy capaz de dejar de mirarte. A veces te das cuenta, y me sonríes, pero te encanta hacerte el interesante, o yo que se, quizás ni siquiera le des importancia a esas miradas. Más tarde, cuando mucho tiempo ya ha pasado, te acercas y me dices un par de chorradas, que solo tienen significado para nosotros, y ambos nos reímos. Pero pronto te vas. Las cosas ya no son como eran antes, ya se han perdido las horas y horas de conversación, la complicidad entre ambos, los amaneceres vistos en compañía el uno del otro. Que penita. Siento la necesidad de que te acerques ami, me beses y luego me eches la culpa de que eso haya sucedido, que digas que no sabes como lo hago, pero que siempre te acabo teniendo.
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