lunes, 16 de marzo de 2020

2020

2020 está siendo raro, pero raro de cojones. Enero fue un mes eterno, y febrero más corto que nunca, a pesar de tener un día más que de costumbre, no sé, esa fue mi impresión.
Marzo empezó de un modo algo extraño, con ciertas incertidumbres, pero de la segunda semana comenzó a cambiar nuestras mentes día tras día. Lo que nos parecía insignificante, empezó a importar, y de pronto nos vimos con una mentalidad colectiva a la que no estábamos acostumbrados. Incluso la expresión nos parecía nueva.
Las cosas avanzaban rápidamente y de un día para otro, lo que siempre había sido normal, dejaba de serlo. 
Nos vimos ante una prueba que jamás pensamos pasar, y era extraño, pero necesario.
Han pasado solo 3 días desde que estamos aquí, para algunos incluso menos, y esto no ha hecho más que empezar. Puede parecer que se nos hará eterno, pero nos vendrá muy bien. Tengo claro que de esto vamos a aprender mucho, tenemos tiempo para reflexionar, crear y disfrutar. Algunos tienen la oportunidad de compartir su tiempo con algunos de sus seres queridos, otros la tenemos de pasarla con nosotros mismos, y sea a otros, o a nuestro propio ser, podremos conocerlos mucho mejor. Puede que acabemos en ocasiones desquiciados, pero seguro que aprendemos a entendernos. 
Y el día que salgamos de nuevo a la calle, viviremos con más intensidad e ilusión las cosas que antes nos parecían normales y un derecho. Sentarnos en una terracita a disfrutar de un trago, pasear,  reencontrarnos y abrazarnos (creo que esto último es lo que más echaré en falta en estos días). Me imagino que tras estos días, llegarán unos días en los que pisaremos nuestras casas lo menos posible, pero luego volveremos a ellas y nos daremos cuenta que sabemos estar solos, aunque nos guste más la compañía.
Qué ganas de descubrir todo lo que nos depara después de este encierro, pero la verdad es que también tengo ganas de exprimir el transcurso de estos días.

lunes, 7 de mayo de 2018

Cada cual que acarree con su culpa


Hay algo que hacemos todos en determinados momento de la vida, algunos hasta lo hacen constantemente. ¿Que a qué me refiero? A sentirnos mal con nosotros mismos por como actúan los demás con nosotros. Nos creemos culpables y responsables del modo de actuar que los otros tienen con nosotros. Aunque no hayamos hecho nada malo, aunque seamos nosotros los que nos hayamos portado bien en todo momento. Hablo de ese sentimiento de culpa, que nos castiga una y otra vez, por algo que nunca hemos hecho. Y a veces incluso, nos avergonzamos de las cosas que otros dicen sobre nosotros…pero ¿por qué habríamos de hacerlo? Parece ilógico, pero es algo sucede constantemente.
Esto pasa en diferentes ámbitos de nuestras vidas, cuando la acción viene de conocidos, o incluso cuando es alguien que no ha estado más de dos minutos en frente tuya. Pasa en el ámbito de la amistad, y como no… en el del amor. Nos importe mucho una persona, o sea alguien pasajero…
Algo que tiene relación con todo esto (aunque no es exactamente de lo que hablaba en un principio) es cuando no acabamos estando con alguien que estamos conociendo. Ese rechazo que sentimos nos hace darle vueltas a todo, buscar una y otra vez dentro de nosotros a ver si descubrimos cual es nuestra “tara”. Buscamos incesablemente qué es lo que hemos hecho mal para que no esté con nosotros, pero sin embargo si con otra persona. Y es que debemos entender que generalmente esto no se deba a nosotros, sino que simplemente lo que sucede es que la gente es más compatible con unas personas que con otras. Y que si no acabamos estando con cierta persona… es porque estamos mejor sin ella, aunque al principio nos cueste verlo.
A ver, no digo que seamos inocentes de todas las cosas, ni que siempre hagamos las cosas bien, pero la mayoría de las veces  no tiene nada que ver con nosotros, así que es absurdo sentirse mal con uno mismo por ello.

Ya basta, querámonos un poco más, y sintámonos culpables sólo cuando seamos los responsables de algo.