lunes, 24 de noviembre de 2014

:)

El dolor...
pues cómo bien dice la palabra, es doloroso (eso para empezar).
Sufrimiento, mucho sufrimiento...
Una sensación horrible, insufrible.
Oscuridad, mucha oscuridad.
Autoflagelación, destrucción.
Ostia tras ostia.
Vacío, hinchazón.
Pena, angustia.
Tristeza que te aplasta hasta decir ¡basta!
Tortura.
Abatimiento, consternación.
Gritar sin que se oiga nada.
Desconsuelo inconsolable.
Desolación.
Calvario, agonía.
Desastre catastrófico.

Y todo esto tan de repente...


Me siento tan afortunada, tan feliz, tan contenta.
Tan llena de alegría, de paz, de dicha.
Siento una enorme tranquilidad,  bienestar.
Un sosiego interno, una calma inexplicable.

Y nada de esto hubiese sido posible, sin todo lo anterior,
sin haber luchado por trocarlo.